Yecapixtla

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"Yekapitztla" significa "Promontorio, cerro artificial que oculta alguna pirámide o teocalli". Sus raíces etimológicas son: yeka-tl o eka-tl, "aire"; pitz-auak, "casa delgada", y tla-n, "abundancia", y quiere decir "Lugar de sutiles aires", como así se advierte.

El pueblo de Yecapixtla tiene un origen muy lejano. Existen vestigios que lo llevan hasta el periodo Olmeca como parte de la región Olmeca de la Mar del Sur, periférico al antiguo sitio de Chalcatzingo. Más tarde fue lugar de paso de diversos grupos que peregrinaban del centro a la provincia y de esta al centro.

Hernán Cortés ve con especial interés a Yecapixtla; pone casa allí, tomando tierras entre Mexquemeca y Ocuituco, pone huerto de árboles frutales; conserva el sistema de tributación establecido y en 1525 lleva frailes para evangelizar la región.

Consumada la independencia del gobierno español, el pueblo se ve relegado de la búsqueda del proyecto nacional y solo tiene esporádicas participaciones cuando se ve amenazado como cuando los plateados azotan los pueblos de la región. Así Yecapixtla, a la mitad del siglo XX, tocó a las puertas del desarrollo, sin tradiciones, casi sin historia, desvalorizando y dispuesto a recibir cualquier penetración cultural. Llegó nuevamente la energía eléctrica, una nueva carretera, el teléfono y hasta la banca que pronto huyó ante la deficiencia financiera de la población; al parejo llegaron las estridencias visuales y auditivas que al encontrar una cultura obscurecida, atrajeron a la nueva generación.

Así se terminaron tradiciones como las del Carnaval, la Charrería tan famosa en la región, el mercadeo de los productores regionales, el trueque, el antiguo mercado fue deformado y subastado por un presidente municipal, los bailes tradicionales, las carreras de caballos y las graciosas madrinas se extinguieron mientras una nueva generación adopta nuevos y extraños intereses.